Como sabemos, la educación, en cualquiera de sus ámbitos o dimensiones, es una experiencia vital para el ser humano. Y constituye uno de esos derechos fundamentales que interpelan la democracia en países como la República Dominicana. Por ello, me siento honrado de tener la oportunidad de presentar un libro como el que nos convoca.
En este sentido, lo primero que hay que destacar de esta obra, Construyendo sueños, es su título esperanzador, que hace referencia a una política y una gestión paradigmática relativas a la educación de personas jóvenes y adultas en nuestro país. Y en esta afirmación no me traicionan los vínculos de amistad y trabajo colaborativo que he mantenido a lo largo de los años con su autora, Miriam Camilo Recio. Hace cuatro décadas que la conozco, cuando me involucré en la Comisión de Cultura del Centro Dominicano de Estudios de la Educación, CDEE en el surgimiento de la iniciativa Octubre Mulato y ella estaba en la conducción de dicha entidad.
Pero, volviendo a Construyendo sueños, lo que pretendo aquí es señalar lo que, a mi juicio, son las virtudes y aportes de esta obra.
Se trata de una obra que, por múltiples razones, nos levanta, inspira y proporciona esperanza. Aquí planteo cinco de esas razones:
En primer lugar, estamos ante una obra de carácter testimonial que evidencia una buena práctica.
Sabemos bien, que los seres humanos ponemos en juego nuestra coherencia día a día en la vivencia, tanto en el ámbito privado como en el público. De ahí, el valor trascendente de la presente publicación. Este libro recoge la mirada reflexiva sobre diez años de gestión (2010-2020) en la Dirección General de Educación de Jóvenes y Adultos del Ministerio de Educación, MINERD. La misma, está desarrollada en 20 capítulos.
En esta obra, su autora nos va llevando por aspectos centrales de la EPJA, entre ellos: el contexto de la experiencia, el replanteamiento de las conceptualizaciones, el énfasis en la alfabetización, el trabajo en educación básica, secundaria y educación laboral, el rediseño curricular, el perfil colegiado y participativo de la gestión y su relación con la estructura del Ministerio; asimismo, el sistema de evaluación y acreditación, la parte presupuestaria y un balance general de la experiencia.
Pero, no entraré en una descripción minuciosa de su contenido, ya ustedes tendrán la oportunidad de leer el libro. Sólo agregaré que en su desarrollo destacan: la puesta en marcha de un enfoque que articula educación popular y educación formal, un compromiso con el desarrollo de una política de inclusión social, a partir del reconocimiento del derecho a la educación en un subsistema que tradicionalmente no ha sido priorizado por los gobiernos.
Por ello, el libro es un testimonio del compromiso y la coherencia de su autora y, un amplio equipo de educadores, con la educación de jóvenes y adultos, desde una perspectiva crítica, reflexiva e incluyente.
En segundo lugar, esta obra muestra lo determinante que es la conjugación de factores sociopolíticos en el desarrollo de una política pública orientada a restituir derechos, como el de la educación, en el marco de un régimen democrático.
No basta la visión y postura de una persona en el complejo entramado institucional de un ministerio. Miriam lo sabe, reconoce y expresa de la manera siguiente:
“En este período, en la gestión de Educación de personas jóvenes y adultas (EPJA), se puede evidenciar significativos logros, producto de la voluntad política, del trabajo en equipo, del cambio de visión y de una práctica comprometida con políticas de inclusión”.
Es decir, en la década referida, 2010-2020, entre otros factores, se conjugaron:
• La reivindicación del 4% para la educación desde distintas esferas de la sociedad. Esta conquista del movimiento social incidió en la creación de las condiciones materiales, para el impulso de la educación de jóvenes y adultos en el país.
• La voluntad política al más alto nivel, expresada en respaldo económico, seguimiento, así como involucramiento y articulación de instituciones estatales para trabajar por la alfabetización, por ejemplo. Desde luego, esto también atrae al sector privado.
• El liderazgo y la gestión democrática y competente al frente de la Dirección General de Educación de Jóvenes y Adultos. Esto se refleja, incluso, en la producción del libro Construyendo sueños. Pero no es una sorpresa, al tratarse de una persona como Miriam Camilo con toda una vida de trabajo social – popular impulsando proyectos colectivamente.
• La articulación Estado-sociedad para el desarrollo de una política social. Esto se evidencia en los distintos ámbitos de trabajo de la Dirección General de Educación de Jóvenes y Adultos. Pero, sobre todo, en el desarrollo del plan nacional de alfabetización Quisqueya Aprende Contigo. Su impacto tuvo mucho que ver con haber salido de los muros de las escuelas y abrirse a la coordinación con entidades de todos los sectores de la sociedad dominicana. Y esto debe servir de ejemplo de cara al desarrollo de las políticas sociales en sentido general.
De manera que, resultan relevantes las alianzas con dependencias del gobierno central, con los gobiernos locales, las ONG, organizaciones comunitarias, iglesias y universidades, entre otras entidades.
En tercer lugar, la experiencia narrada en Construyendo sueños, evidencia un anclaje en corrientes pedagógicas críticas y, sobre todo, en la Educación Popular.
El enfoque conceptual, el abordaje metodológico, el rediseño organizativo institucional (flexible, abierto a la sociedad con espacios de aprendizaje y núcleos de alfabetización…) son indicadores de lo afirmado. Asimismo, el rediseño curricular y los materiales educativos elaborados dan cuenta del énfasis en el protagonismo de los sujetos que aprenden; en desarrollar los aprendizajes a partir de la realidad personal y del contexto y redescubrirse como ciudadano en dicha realidad; también, la incorporación de un enfoque de derechos como sustento transversal de todo el proceso; y, finalmente, una permanente reflexión sobre la práctica docente y de gestión, para generar conocimientos, aparece recogida en investigaciones y sistematizaciones a lo largo de la década reseñada.
En esta perspectiva de educación incluyente y contextualizada, destaca el hecho de que los materiales de alfabetización se tradujeron a lenguaje de seña y sistema Braille, para ser trabajados con la población que tiene alguna condición severa de discapacidad auditiva o visual. Nada pudo ser más humano y liberador que esa acción.
En todo esto, por un lado, están latentes los fines establecidos en la educación dominicana recogidos en la Ley de Educación 66-97 y, por otro lado, parte del pensamiento de Paulo Freire condensado en el texto Pedagogía de la esperanza.
En cuarto lugar, la obra da cuenta de la participación activa y articulada a instancias latinoamericanas que piensan la educación de jóvenes y adultos.
Esta participación en la región ocurre tanto desde instituciones de la sociedad civil, como el Consejo de Educación Popular de América Latina y el Caribe, CEAAL, con académicos independientes y organismos internacionales de cooperación. Esto ha permitido la retroalimentación, actualización y también la posibilidad de incidencia, a través de mecanismos regionales, en las Conferencias Internacionales de Educación de Adultos (CONFINTEA) de carácter mundial.
En consecuencia, esta participación también se ha traducido en reconocimiento internacional a la gestión y la experiencia de la Dirección de Educación de Jóvenes y Adultos. Por ejemplo:
Francisco Cabrera Romero, de Guatemala, dice: “En estos diez años, la República Dominicana se ha convertido en un referente regional. El proceso y las acciones tomadas están entre lo más destacado que se ha visto en lo que va del siglo XXI”.
Mientras que María Eugenia Letelier, de Chile, expresa sobre la obra en cuestión: “El proceso que describe en cada componente es una lección y un legado no solo para República Dominicana sino para toda América Latina y el Caribe. Es también una voz de esperanza en un momento de grandes crisis y desafíos para la humanidad”.
Entonces, resulta más que significativo que, en un ámbito de la educación dominicana, nos hayamos constituido en un referente de buena práctica para la región latinoamericana.
En quinto lugar, los resultados dan crédito al proceso vivido.
Entre otros aspectos anteriormente reseñados, merecen ser destacados los siguientes:
La reingeniería y reconceptualización institucional con la flexibilización de espacios de aprendizaje y horarios, además, la creación de núcleos de aprendizaje en las comunidades; nuevos diseños curriculares y materiales educativos para los distintos niveles.
Ahora, algunos datos sobre el avance en la alfabetización: 3,587 capacitadores de alfabetizadores; 167,684 alfabetizadores voluntarios capacitados; 695,013 personas alfabetizadas, logrando una reducción del analfabetismo de 14% en 2012 a 5.5% en 2019, según las encuestas ENHOGAR y ENFT.
En el Nivel Medio (PREPARA) se pasó de 72,558 estudiantes en el año escolar 2010-2011 a 144,855 en 2019-2020. Asimismo, en las escuelas laborales se pasó de tener alrededor de 15,000 estudiantes por año a 27,000 al final de la gestión.
Lo planteado hasta aquí, nos recuerda la importancia de la continuidad de las políticas públicas, más aún, cuando van orientadas hacia la restitución de derechos, la inclusión social y el bienestar de sectores poblacionales tradicionalmente excluidos y olvidados desde la gestión pública.
En síntesis, Construyendo sueños, no se trata de una obra con una esperanza ingenua, idealista, sino del recorrido de una apuesta por una educación de personas jóvenes y adultas gratuita, más incluyente, crítica y de calidad que ha dejado sus frutos en la República Dominicana. Y que ahora, Miriam Camilo continúa desde otros escenarios.