Tres implicaciones del Plan Quisqueya Aprende Contigo

La experiencia del plan Quisqueya Aprende Contigo tiene carácter colectivo, participativo y multisectorial; busca trascender la alfabetización y propiciar desarrollo de ciudadanía activa, participativa e inclusión social; igualmente, potenciar cambio en la cultura política y de gestión pública; y aporta a la reducción de la pobreza, por lo tanto, al desarrollo de cada localidad y del país.

El Plan Nacional de Alfabetización Quisqueya Aprende Contigo es una de las iniciativas, dentro de la estrategia Quisqueya Sin Miseria, que desarrolla el Gobierno Central (2013-2020). Este plan, bajo la concepción y dirección del Ministerio de Educación y la Dirección General de Programas Especiales de la Presidencia, DIGEPEP, constituye una de las políticas públicas más trascendentes desarrolladas en la República Dominicana. Por ello, siguiendo la idea freireana de que “la mejor manera de pensar, es pensar en la práctica”, resulta clave valorar la esencia de este plan, a partir de tres de los elementos que lo vertebran y dan sentido, a saber:

1. El Plan tiene un carácter colectivo, participativo y multisectorial.

Esta esencia se constata en la estructura del Plan, la composición de la Junta Nacional de Alfabetización, las juntas provinciales y las municipales, en las cuales participan las autoridades electas en el ámbito local, el Ministerio de Educación, las iglesias, las FF.AA. y la Policía Nacional, organizaciones comunitarias, ONG, universidades, entre otros actores que, además de participar en estos espacios de coordinación, han involucrado a sus miembros en la tarea de alfabetizar. Sin dudas, este enfoque de apertura le ha proporcionado al plan un sentido de corresponsabilidad sido una novedad en la gestión.

El hecho de que haya sido la Junta Nacional de Alfabetización la que lanzara el Plan el día 7 de enero de 2013 y no el Presidente de la República, constituye un signo que refuerza ese sentido colectivo y participativo de esta histórica tarea. Lo cierto es que los verdaderos protagonistas son las personas que al brindársele la oportunidad se fueron integrando a los núcleos de aprendizaje.

Erradicar el analfabetismo en un país, es una tarea que sólo obtiene éxito cuando las autoridades consiguen el concurso de los diversos actores de la sociedad. Así en este proceso se ha empezado a materializar la demanda de participación en la formulación, ejecución y evaluación de las políticas públicas que durante mucho tiempo ha sido demandada desde distintos sectores de la sociedad. Pero, esta primera idea, con sentido de pluralidad y corresponsabilidad, nos coloca ante el gran desafío cultural y político de cómo gestionar lo público de manera más democrática y efectiva.

2. Se potencia cambio en la cultura política y de gestión pública.

Hay evidencia de que en el desarrollo del plan de alfabetización, muy a pesar de las dificultades, se ha avanzado en aprender a solventar la diferencia de intereses, sobre todo la de naturaleza política; así como los egos y el sentido patrimonial que han marcado la gestión pública en República Dominicana; y también la tensión propia de la relación Estado-sociedad, al propiciar la coordinación y concertación entre actores estatales,sociales y privados. En esta curva de aprendizaje quedó evidenciada en la sistematización realizada. Asimismo, esta experiencia ha demandado creatividad y firmeza para superar las trabas existentes en las propias estructuras estatales carentes de canales apropiados de coordinación entre el Gobierno Central y los gobiernos locales, para el desarrollo de políticas públicas en los territorios.

Estos desafíos suponen cambios en la cultura política y la administrativa, los cuales empiezan a ser impulsados desde la práctica con esta experiencia de alfabetización. Incluso, se profundizan en la medida que avanza la ejecución de otros dos planes: Quisqueya Empieza Contigo – INAIPI, en el que distintos ministerios e instituciones estatales y sociales coordinan el montaje y desarrollo de las estancias infantiles (llamadas CAIPI) y los Centros de Atención Integral a la Infancia y la Familia, CAFI, buena parte de los cuales son cogestionados por instituciones sociales; y Quisqueya Digna, plan orientado a la reducción de la pobreza, ha articulado más de 20 instituciones del gobierno central, coordinado con los gobiernos locales, las iglesias y los actores sociales para impactar más de 600,000 personas en afiliación a la seguridad social, solución de registro tardío, capacitación técnica, formación de bandas musicales y grupos de bailes, entre otros componentes que impulsan hacia la mejoría de la calidad de vida de la gente.

Es así como estas políticas sociales en ejecución, sustentadas en un enfoque de derecho, demandan apertura a nuevos aprendizajes en la gestión y el relacionamiento en el ámbito público para propiciar avance en gobernanza democrática. Sobre todo, estas experiencias van generando aprender a trabajar coordinados a nivel interinstitucional y articulados en el territorio, lo que constituye un paso importante en orden a lograr el desarrollo y bienestar de la gente en el marco de una emergente institucionalidad democrática.

3. Además de aprender a leer y escribir, se busca propiciar desarrollo de ciudadanía, inclusión social, aportar a la reducción de la pobreza y, por tanto, al desarrollo de cada comunidad.

Esta intencionalidad se evidencia en los documentos que sustentan el plan Quisqueya Aprende Contigo: decreto y publicaciones institucionales; en los materiales para alfabetizar con énfasis en derechos y deberes fundamentales; y en las iniciativas proyectadas para complementar el proceso de alfabetización, entre ellas: continuidad educativa, formación técnico vocacional y emprendimiento, aunque en estas últimas se ha avanzado poco.

Este horizonte que intuye un nuevo modelo de desarrollo, contribuye a que se puedan superar las dificultades de este gran desafío planteado, pues lo cierto es que hay limitaciones para atender las demandas de apoyo de cientos de miles de personas que van concluyendo el programa de alfabetización y requieren nuevas oportunidades de formación para el trabajo, apoyo para emprender alguna iniciativa de negocio o simplemente continuar su educación básica. Estos son los retos que están a la vista en el marco de la estrategia Quisqueya Sin Miseria. Un signo alentador es que ya más de 5,000 adultos mayores, de significativa presencia en el plan de alfabetización, cuentan con una pensión solidaria otorgada por el gobierno central.

En definitiva, son los rostros de las personas que no habían tenido la oportunidad de alfabetizarse en cada comunidad del país los que interpelan y a la vez impulsan a todos los sectores de la sociedad a continuar en este esfuerzo mancomunado de formación de ciudadanía y reducción de la pobreza. Ya cerca de 700,000 personas han sido alfabetizadas de alrededor de un millón que había en el año 2012. Se trata de una experiencia en la que todos los involucrados aprenden. Y, como se sabe, con mejores ciudadanos y ciudadanas se logra mejores autoridades y un mejor país.