Denuncia y reclamo en canciones de Navidad

La Navidad es una festividad cristiana por el nacimiento de Jesús en Belén. Su trascendencia social ha impactado, sobre todo en Occidente hasta convertirse en una tradición. Por un lado, en sociedades actuales prevalece el espíritu solidario y de convivencia con las personas más cercanas, compartir con familiares y amistades, reflexionar sobre el misterio y ejemplo de la vida de Jesús, así como la oportunidad para descansar unos días. Por otro lado, se genera una presión para consumir más de lo que las capacidades económicas permiten y divertirse de manera desenfrenada, lo que en ocasiones provoca violencia, accidentes y pérdidas irreparables.

En el caso de las canciones de navidad, además de los villancicos, predominan las de carácter alegre, festivo o con cierto dejo de nostalgia. Todo lo cual provoca que los problemas cotidianos que agobian a las personas sean olvidados momentáneamente en esta época. Sin embargo, a contracorriente a esta atmosfera y las pautas trazadas por la industria de la música, algunos artistas han prestado atención a situaciones que afectan a la población. Escriben y graban canciones en las que denuncian el sentido comercial dado a este período del año o rememoran los problemas estructurales de la sociedad, al establecer vínculos con esta celebración cristiana. Esto se evidencia, con mucha frecuencia, en artistas de distintas épocas y géneros musicales.

Por ejemplo, en Costa Rica, José María Alfaro Cooper escribió y José Joaquín Vargas Calvo musicalizó un villancico con carácter de denuncia en 1907: La Noche Buena. En esta canción se plantea el contraste entre niños de familias ricas y de familias pobres, al narrar cómo los primeros reciben para la época abundantes regalos, mientras los segundos, que viven en la periferia, en condiciones semejantes a las del que nació en un pesebre, no reciben ni siquiera uno. Es un relato muy dramático que denuncia el problema de desigualdad en la sociedad. Veamos el texto de la canción en cuestión:

Es ya la noche, la noche buena
los chicos todos están de fiesta
porque el Dios Niño viene y les deja
los aguinaldos entre las medias.

Los chicos todos están de fiesta
porque el Dios Niño viene y les deja
los aguinaldos entre las medias
y, a veces, toda la funda llena.

Los más pequeños hallan, en ellas
bolas, confites, arcos y flechas
los mayorcitos de fijo encuentran
grandes tambores, largas trompetas.

Y a las niñitas, sus predilectas,
a medianoche siempre les lleva
la gran familia de las muñecas
unas muy rubias y otras morenas.
más allá, lejos, en las aldeas
en las aisladas pobres viviendas
hay también muchas niñas pequeñas
que son tan lindas, que son tan buenas.

Hace gran frío, la noche es negra
todo es silencio, todo es tristeza
y en la mañana, cuando despiertan
y, ansiosas, buscan con manos trémulas.

Las infelices hallan apenas
sus lechos duros, sus ropas viejas
y cómo sufren las madres tiernas
que de sus hijos oyen las quejas.

Cómo su sangre trocar quisieran
por darles una sola muñeca
mientras sus lágrimas corren, acerbas
de sus mejillas yertas y flacas
a los harapos de su miseria.

Otro ejemplo nos lo muestra el Trío Vegabajeño, de Puerto Rico, cuando a principios de los años 50 grabó la canción Cantares de Navidad, versionada por otros artistas en múltiples ritmos. En la República Dominicana se convirtió en la canción insignia de navidad en la emisora Radio Guarachita durante los años 60 y 70. Los versos de entrada igualmente dejan claro el contraste entre ricos y pobres, el cual adquiere mayor relieve en la época de más consumo del año:

“Navidad que vuelve, tradición del año
unos van alegres y otros van llorando.
Hay quien tiene todo, todo lo que quiere
y sus Navidades siempre son alegres,
hay otros muy pobres que no tienen nada
son los que prefieren que nunca llegaran”.

Con igual enfoque de contraste en las celebraciones de navidad, Felipe Rodríguez, también de Puerto Rico, grabó en los años 50 Plegaria de Navidad (Dúo Felipe y Davilita) y Los Reyes no llegaron, junto a su trío. En la primera se pide al ser supremo que interceda para que todos disfruten la nochebuena; en la segunda, el relato tiene como protagonista a un niño que se compadece de otro en situación de pobreza en la fiesta cristiana de Epifanía o Día de Reyes. Se trata de la expresión de uno de los valores más trascendentes del ser humano: el de solidaridad, en este caso, sin llegar a expresar cuestionamiento o indignación. Hay que precisar que Davilita era un seguidor del Partido Nacionalista Puertorriqueño y ya había grabado canciones patrióticas junto a Daniel Santos.

En Estados Unidos, cuando en 1962 la disquera le pidió a Miles Davis una canción de navidad, este recurrió al pianista y cantante Bob Dorough quien compuso y cantó con arreglo de Davis, una muy original Blue Xmas (To Whom It May Concern) Navidad azul (A quien le interese). En ella cuestiona la Navidad a través de su principal símbolo comercial: Santa Claus, quien lleva traje alquilado, con barba y sonrisa falsas. Asimismo: “Es un momento en que los codiciosos dan un centavo a los necesitados”. La denuncia no es solo de la injusticia, también por la frivolidad: “Personas que intercambian regalos que no importan en absoluto” mientras hay “Muchos niños hambrientos y sin hogar en sus propios patios traseros”.

En Argentina Mercedes Sosa grabó en 1970 un álbum con 12 canciones sobre la Navidad, en plena dictadura militar encabezada por el general Juan Carlos Onganía. Algunas de las canciones incluidas son: La cruz del niño, Navidad y después, Diciembre, diciembre y 1970 Navidades. En esta última, se manifiesta el deseo de amor, justicia, fraternidad, a la vez que denuncia las carencias materiales y espirituales, justo en contexto de guerra. Veamos un fragmento:

“1970 navidades
y todavía la fiesta del amor
no halló su día.

1970 navidades
y nos aterra que hay hambre y desamor
junto a la guerra”.

De igual manera, John Lennon grabó en 1971 la canción Happy christmas (War is over) inspirada en el lema de la campaña que él desarrolló utilizando diversos medios publicitarios en 1969 contra la guerra de Vietnam: “La guerra ha terminado! Feliz navidad”. Esto fortaleció la oposición contra esta guerra que terminó mal para los Estados Unidos en 1973, nación que acogía al artista de Liverpool. Lennon popularizó esta canción que ha llegado a convertirse en parte de la tradición estadounidense. Una de sus estrofas dice: “Una muy feliz navidad/ Y un feliz año nuevo/ Esperemos que sea uno bueno/ Sin ningún temor”. La canción finaliza con un planteamiento insinuante e interpelativo a la ciudadanía, pero desafiante para las autoridades aferradas a su política guerrerista: “La guerra ha terminado/ si tú lo quieres/ la guerra ha terminado…/ Feliz navidad”.

En el mismo año 1971 el cantautor chileno Tito Fernández grabó Canción de Navidad. Esta inicia relatando el nacimiento ocurrido en Belén, para luego contrastarlo con los que ocurren al momento de escribir dicha canción: “En el mundo nace un niño/ cada minuto en la calle/ sin más regalo ni abrigo/ que una lágrima de madre”. Resalta la realidad de los niños pobres, los que sufren la guerra en Vietnam y los discriminados por ser negros. En ella, destaca un estribillo irónico: Está bien, está bien/ en Belén, en Belén.

Mientras Carlos Mejía Godoy incluyó en su primera producción de 1973 “Cantos a flor de pueblo” la canción Navidad en Libertad, lo cual era un desafío a la dictadura de Anastasio Somoza en Nicaragua. En ella, de manera directa, reitera el contraste entre la celebración que hacen los ricos y las precariedades en las que permanecen los pobres. Además, destaca el rol de los revolucionarios encarcelados y el anhelo de una sociedad más justa. Como muestra, dos estrofas:

“Cuando estés sentado allá en tu mesa
donde abundará vino y caviar
piensa que en la cárcel hay hermanos
que por vos luchando están
ellos no tendrán este diciembre
ni pavo relleno, ni champán
pero brindarán desde su celda
con la copa de su ideal”.

“Feliz navidad, feliz navidad,
en justicia y libertad.
Feliz navidad, feliz navidad,
un mundo mejor,
sin miseria ni opresión”.

También, el italo-puertorriqueño Tony Croatto grabó a mediados de los años 80 la canción El niño Jesús, la misma que luego versionara a ritmo de merengue Anthony Ríos en la República Dominicana. En ella actualiza la figura de Jesús en un niño pobre, en el amigo, la gente del barrio, el extraño, mientras el rico, que permanece con su imagen mística de Jesús, actúa con indiferencia y desprecio frente a los pobres a quienes estigmatiza como delincuentes. Un fragmento de la canción dice:

“Allá en la puerta un niño se llama Jesús
con calzones rotos, descalzo y pelú
yo no tengo tiempo, no puedo escuchar
dile que hay enfermos, que el señor no está
ése es uno de esos, de esos de arrabal
de esos que me roban, un hijo del mal”.

Asimismo, el cubano Silvio Rodríguez lanzó en 1988 Canción de Navidad. Igual que muchos otros artistas destaca el consumismo y la asimetría entre ricos y pobres, todo lo cual resalta en este período del año. Cabe señalar que en Cuba, en las primeras cuatro décadas de la Revolución, la Navidad estuvo relegada, los primeros 10 ignorada, casi 30 prohibida (1969-1997) y luego permitida, previo a la visita del Papa Juan Pablo II. Veamos el siguiente fragmento de la canción:

“El fin de año huele a compras,
enhorabuenas y postales
con votos de renovación.
Y yo que sé del otro mundo
que pide vida en los portales,
me doy a hacer una canción.

La gente luce estar de acuerdo,
maravillosamente todo
parece afín al celebrar.
Unos festejan sus millones,
otros la camisita limpia
y hay quien no sabe qué es brindar”.

En cuanto a República Dominicana, Johnny Ventura grabó en 1972 el tema escrito por Mundito Espinal Noche Buena otra vez, a ritmo de merengue. En él se resaltan las penurias y vicisitudes de los pobres para poder enfrentar estas festividades. Así lo expresa:

“Llegó Noche buena otra vez, el mismo problema otra vez,
a buscar presta’o otra vez, al módico 20 otra vez.
Llegó Noche buena otra vez, el mismo problema otra vez,
comprar ropa nueva otra vez y hacer el allante otra vez”.

De igual modo, Wilfrido Vargas grabó en 1974 el tema Todos los dominicanos, el cual contenía una insinuación sobreentendida, justo en medio de un contexto de represión y presencia de grupos paramilitares: “Te quiero decir una cosa y tiene que ser al oído/ nadie puede oír pues te lo van a prohibir». En 1979 lanzó Campanas de Navideñas, de la autoría de Ramón Díaz, con un mensaje más directo sobre la desigualdad estructural de la sociedad dominicana:

“Yo no tengo na, lo que tengo es lío,
feliz navidad este mundo es mío.
Yo trabajo de conuco
pero por más que me empeño
cuando recojo los frutos
tengo que dárselos al dueño”.

Otros merengueros se expresan por igual. La pareja integrada por Bonny Cepeda y Carlos Manuel grabaron en 1977 temas relativos a quienes han tenido que emigrar por razones económicas, como el caso de Esta es tu tierra: “Yo quiero saber si en mi tierra algún día/ se te ha negao que eres dominicano/ entonces por qué tú te marchaste/ y ahora llegaste desorbitao diez años después /Tienes que saber/ quien coge el fruto cuando tú siembres en otro país se queda con todo allá/ por eso te pido que cuando tú vuelvas en navidad te quedes en tu tierra”. Luego, en 1980 grabaron Navidad pa´quién, con referencia a quienes por razones políticas o económicas tienen que vivir fuera de su país. Asimismo, Cuco Valoy en 1983 lazó pulla a los gobernantes en aquella coyuntura de pacto con el Fondo Monetario Internacional y su receta de ajustes económicos. Un fragmento de la canción Tira pulla dice:

“Tira pulla, tira pulla que estamos en navidad
en vez de tanta alegría debiéramos de llorar.
Tiro pulla, tiro pulla y la tiro en el Cibao
cómo gozará este pueblo con el hambre que ha pasa´o.
Tiro pullo, tiro pulla cómo comer chicharrón
si hasta los pelos del puerco se aumentó con la inflación.
Quien quiera cantar que cante, pero yo voy a llorar
un pueblo con tanta hambre cómo diablo va gozar”.

Mientras en España Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat escribieron y grabaron en 2011 Canción de Navidad y al año siguiente la incluyeron en la producción La Orquesta del Titanic. En la canción van directos contra el tradicional discurso del monarca de su país en estas festividades, contrastado con los significativos detalles sencillos que ocurren en la comunidad. Establecen, con un toque de humor, las diferencias sociales, esa evidente distancia entre la monarquía con su simbología expresada en protocolo y la vida cotidiana del pueblo. La trayectoria de estos artistas hispanos le da autoridad para cantar de esa manera.

“No es verdad que me dé náuseas la Navidad
me conmueve la madre,
el niño, la mula y el buey.
Lo que pasa es que estalla
una bomba en noche en la noche de paz
lo que pasa es que apesta
a zambomba el mensaje del Rey”.

Igualmente, en España el grupo metal Soziedad Alkoholika, caracterizado por su lenguaje crudo contra militarismo, racismo y sexismo, lanzó en 1999 la canción Feliz Falsedad. En ella expresan repudio por la propaganda, el consumismo y desprecio por la Navidad. Una estrofa dice: “Otra vez llega la Navidad/ la gente emana felicidad/ todos sonríen sin parar/ ¿A quién pretenden engañar?/ Si todo sigue igual”.

En términos generales los planteamientos de la mayoría de las canciones con sentido crítico sobre la Navidad apuntan a denunciar el consumismo, la grave desigualdad entre ricos y pobres, analogía entre el niño Jesús y los niños pobres de hoy, todo lo cual se pone de manifiesto en las festividades. Además, cuestionan la postura guerrerista de gobiernos, mientras los más osados, cuestionan el propio relato cristiano cruzando los límites del respeto. En este sentido, no captan que esto no basta para impugnar la tradición navideña, pues más allá del significado trascendente que los cristianos ven en la figura de Jesús, están las oportunidades para celebrar y reflexionar sobre dicho misterio, compartir con familiares y amigos, aliviar la economía del hogar, relanzar algún proyecto material o espiritual, incluso, más allá de la religión que le dio origen. En fin, lo cierto es que la celebración de la Navidad no ha escapado al cuestionamiento a través del canto, sobre todo por el carácter comercial que la marca en esta época en contexto de grandes desigualdades.