El reencuentro

Albergo el humor y la broma en la ocasión,
la complicidad en la conquista juvenil que nunca fue,
el verso leído y admirado de mi sombra con gratitud.
Conservo el hecho solidario en la desdicha perentoria
como un broche o escudo de amistad en la memoria.
Compartir respeto, sueños, bailes y jocosas historias
ocupan el silencio de monje donde guardo los misterios
y los amigos idos con asombro en espera del reencuentro.