Con el andar del tiempo despertamos en la burbuja,
descubrimos nuestros pasos en círculos,
la ilusión hecha con mentiras de colores,
la vanidad ingenua salida de lo pequeño
con su incontenible espíritu suicida.
Entonces, se esfuma el misterio de la piel y la roca,
nos sorprenden mundos más allá de la tierra,
más allá de las aguas, más allá de los vientos y las palabras,
mundos más allá de otros mundos.
La verdad se multiplica a pleno día en el asombro,
el ego se esconde, el rito desvanece, muta
y el poder cambia de lugar,
porque siempre va de paso como las aves, los amantes en la posada
o la mirada que huye a lo desconocido.
En fin, hallamos huella sobre huella, energía,
incertidumbre y estupor en el renacer de los tiempos.